Convertir al niño en “correctito” que hace lo que corresponde, obedeciendo a las buenas costumbres, se consigue más sutilmente con un trato amable hacia el niño. Así cumplirá las Pautas de Convivencia, llamadas: principios, normas, límites, valores, consecuencias de actuar en contra de lo conveniente, amabilidad, respeto, etc.
Definición de la palabra “principio” del diccionario RAE: “Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta”.
Los adultos logran reprimir las emociones y comportamientos de los niños para que sean aceptados en ambientes de respeto y modales amables, donde las apariencias son lo primero, donde quedar bien es más importante que lo que sentimos, y por supuesto de lo que sienten los niños. Nuestras sociedades modernas se cultivan en el Respeto, el amor es algo que puede suceder o no.
Es muy distinto a lo que ocurre en otras culturas.
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana. Colocó una canasta llena de frutas cercana a un árbol y dijo a los niños – El que llega primero ganará todas las frutas-. Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se cogieron de las manos y corrieron a la vez. Luego se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando se les preguntó -¿Por qué han corrido así, si uno solo podía haber ganado todas las frutas?-, respondieron:
– UBUNTU ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: “Yo soy porque nosotros somos.”
Es decir que No pueden hacerse daño entre ellos, y no hace falta recordarles un listado de principios, límites o normas para no destruirse. Los principios, pautas de convivencia, ni siquiera son necesarios señalarlos, porque están implícitos en la relación de personas que se quieren. Tampoco están pensando en reprimir sus acciones perjudiciales por miedo a las consecuencias, simplemente no tienen sentimientos con intenciones de perjudicar al otro.
Las reglas o principios para evitar que se desate la agresión latente en nuestra sociedad, son la cárcel necesaria para quien está fuera de su naturaleza humana, igual que una jaula a un león.
Porque nuestra naturaleza es de relación amorosa, ser uno con el otro, un ambiente donde “mi felicidad es posible solo si el otro también es feliz”, porque la felicidad de ambos construye la felicidad de todos. Nos hacemos con los otros. El otro es un Tú que nos construye y nos constituye, es parte de nuestro Yo, lo queremos y sentimos que está dentro de nuestro corazón, porque aporta su vida y su persona entera, en la entrega mutua. Por lo tanto aquí si uno dañara a otro sentiría que se daña a sí mismo, y por eso no lo puede hacer sufrir. No porque tiene que cumplir principios morales, sino que la moral de respetar es una consecuencia del amor mutuo que sienten, y no de una educación que pretende que de los principios, normas y buenos modales surja el aprecio por los otros. En realidad lo que se practica es un control de la conducta, un machaque para frenar y oprimir las agresiones que los adultos generamos en los niños. Diciendo por ejemplo:
- “Mira hijo, aquí nos gusta respetarnos, ser amables, así estamos todos a gusto”. Lo importante es centrarse en la norma para conseguir el autocontrol del niño.
- O,“Ves hijo, nosotros toleramos a los otros”¿Cómo la vida puede reducirse a soportarnos? Ubuntu, es libre porque ama, no porque tiene una relación de aguantar al otro, no tiene que tolerarlo porque el Otro es su Yo, el otro es él mismo, son uno en el amor “Yo soy porque nosotros somos”.
- “Hijo, ésa, es la consecuencia de tu proceder”. Reducir la vida al miedo a las consecuencias de sus actos. Pero si el niño está mal, no le importan las consecuencias, y gritará su malestar, pegando, manipulando, lo manifestará en sus adicciones a videojuegos o lo que sea, anorexia, se faltará el respeto a sí mismo y a los otros. Y aquí llega el momento de frenar al niño, con la dictadura de los límites, porque no se lo puede abandonar a tanto daño.
Si no salimos de la hipocresía de manipular al niño para que cumplan los principios o reglas morales, adoctrinándolos cada vez con más disimulo, para que se adapten a nuestras sociedades ordenadas, con tonos amables pero con más inhumanidad, incapacitadas para el amor, seguiremos impidiendo a los niños sentir lo más humano. Es decir, el “Yo soy porque nosotros somos”, si siento que yo soy uno con los otros, soy libre de verdad para confiar plenamente en los otros, porque estoy seguro de que no me van a dañar, porque no pueden ser felices si no lo somos todos.
Nuestra sociedad está del revés, porque son las personas las que se tienen que acomodar a las normas, vivir para aprender principios, cumplir pautas de convivencia, lo primero es aprender una relación amable. Como si de la correcta conducta surgiera el amor entre las personas. Nuestras culturas son de la manipulación de la conducta: principios y normas introducidos en el niño a través del adecuado manejo de la represión cotidiana: nos dedicamos al conductismo y al moralismo, y encima nos creemos libres.
El respeto conductista-moralista, surge de respetar la propiedad privada. Cada uno con sus cosas, cada uno muy autónomo con lo suyo, y todos respetando lo de cada uno. Ésto es lo tuyo, y ésto es lo mío, bien separado. Cuidando de tener muy bien delimitado lo de cada uno, fuimos alejando al otro y nos fuimos vaciando a nosotros mismos, perdiendo la capacidad de sentir al otro, nos dañamos mutuamente. Nos centramos en cuidar nuestras cosas, sobre todo del otro, es lo más importante de nuestra vida, y nosotros mismos somos una cosa más que tenemos que cuidar del otro, porque todos nos hemos convertido en posibles enemigos. Pasamos de la propiedad de las cosas a la propiedad de las personas, primero tuvimos esclavos, luego esto lo hicimos más sutil comprando empleados, pero siempre nos cultivamos en relaciones de poder y obediencia.
Por eso tenemos que defendernos tanto del “nosotros”, ya que es un “nosotros” que no nos ama, sino que nos somete y nos anula. Es decir que la raíz de nuestra cultura es una falta de amor, por lo tanto de respeto al ser humano. Otro motivo para tener como principal objetivo de la vida, el ser muy autónomo, para defendernos de los otros, y para no molestar a los demás. Cuanto más fuertemente nuestros padres nos transmitieron esta educación, más la defendemos, porque en ella defendemos a nuestros propios padres. Nosotros como hijos obedientes inconscientemente seguimos educando centrándonos en el respeto, una relación que fue distante entre padres e hijos. Pero ahora lo hacemos con una escusa justa: respetar el ritmo del niño, respetar su espacio, no subestimarlo, respetar y respetar. Esto esta bien siempre y cuando no lo utilicemos para relacionarnos poco con el niño, porque sino sufrirá por el escaso amor que está recibiendo, por la distancia, por la mínima interrelación y esta es la mayo falta de respeto, es lo que más dañará sus emociones. Como si del respeto naciera el amor y no al revés.
Sería distinto a lo que hicieron nuestros padres, si nos centráramos en desarrollar la relación de amor que nos acerca. Es decir porque disfruto del otro en una interrelación de deseo de felicidad mutua, en consecuencia lo respeto.
Por el contrario, educamos a nuestros hijos en la mezcla de autonomía y sometimiento del respeto a los principios o normas, delimitamos nuestras separaciones, nos distanciamos y nos replegamos cada uno en sí mismo.
Pero si tenemos en cuenta nuestra naturaleza desde el principio, cuando nacemos somos uno con el otro, con nuestra madre y su entorno al que sentimos que estamos totalmente unidos. Luego con el tiempo nos damos cuenta que somos cuerpos distintos, pero no adquirimos un lenguaje si no vivimos el lenguaje de los otros, no podemos sentir a los otros si ellos no nos quieren, si no crecemos en un ambiente de empatía, no la desarrollamos. Nuestras capacidades innatas solo se desarrollan con los otros. Es decir que los otros me permiten ser yo, y “el otro es mi yo” porque forma parte de mi yo. Por eso la naturaleza humana es “yo soy porque nosotros somos”. El dicho popular “umuntu, nigumuntu, nagamuntu” en zulú significa “una persona es una persona a causa de los demás.”
En las culturas del Ubuntu, las normas son consecuencias de la relación profundamente afectiva entre las personas, no viven pensando en las normas, viven sintiendo y queriendo al otro, y como consecuencia pensando en el otro, que es parte de sí mismo, porque sentir al otro hace su vida feliz. Esa es la diferencia entre una cultura represiva y autoritaria, y una cultura libre de verdad.
No comencemos por el final, los principios morales tienen que derivar como consecuencia de las relaciones profundamente afectivas, como Ubuntu. De lo contrario se esclaviza a los niños al autocontrol, mostrándoles las consecuencias que naturalmente tendrán, para que sean muy obedientes con los principios de conducta moral y normas de convivencia. ¡Y ésta, no es ni por asomo una educación para la libertad!
De un trato amable y respetuoso, no nace el amor, podemos respetar y no amar. Es más, hasta podemos ser amables y psicópatas. Cuántos psicólogos y psiquiatras con mucha consciencia y amabilidad, abusaron de sus pacientes. Esto es prueba que de la consciencia no nace el amor por las personas, ser consciente también puede ser útil para manipular a los otros.
El adiestramiento amable de la conducta es una dictadura encubierta. Cuando nos centramos en la relación respetuosa, el centro está en la conducta, en el principio, en la norma, en la ley, y no en sentir al otro.
El trato amable solo surge naturalmente con libertad, entre quienes se sienten uno con el otro “Yo soy porque nosotros somos”. Son libres y respetuosos porque tienen seguridad afectiva. Si son uno con el otro no se pueden dañar, porque se estarían dañando a sí mismos, y además solo viven para la felicidad mutua.
En cambio el respeto en nuestra cultura se acerca más a la hipocresía y al autoritarismo. ¡¡Ante todo está el buen trato!! centrarnos en querer a los otros no nos importa, es un añadido en nuestra vida.
Creemos que lo emocional es una construcción individual, entonces: si te falta autoestima, tu eres el único responsable de no quererte lo suficiente, por lo tanto eres también culpable de que los demás no te quieran, porque si no te quieres ni tú ¿cómo te van a querer los demás?
De este modo lo principal es autoquerernos, autoconvencernos de que nos autovaloramos para autoapreciarnos, y que el amor no es aprendido en la relación entre personas, así a los otros solo lo tenemos que tolerar, respetar y utilizar para conseguir nuestros intereses. Esta creencia es tan fuerte que se impone como un principio universal, “primero tienes que quererte a ti mismo para poder querer a los demás”, “primero tienes que estar bien tú mismo para estar bien con los demás”. Así se llega al extremo del individualismo donde ya eres autónomo también en el amor, y no te puedes conectar a fondo emocionalmente con nadie más que con ti mismo. Después de años de adoctrinamiento el niño tiene que ser autónomo también emocionalmente, “no necesitas a nadie que te quiera, ni querer a nadie para apreciarte a ti mismo, basta con autoamarte”.
Primero yo, segundo yo y último yo, así vivimos en el hiper-individualismo. Afirmamos estos principios moralistas de inflar el ego, aún sabiendo que en el desarrollo de la psiquis es totalmente al revés, solo puedes amar si fuiste amado, si no serás un narcisista y/o psicópata infeliz, sin neuronas espejo, incapaz de tener empatía, porque te han robado lo más humano, poder enamorarte del otro, poder sentir el nosotros.
En una tribu el concepto de baja estima no existe. ¿Cómo puedes tener baja estima si te quieren 50 personas, si toda una tribu esta pendiente de ti, y tú pendiente de los otros, sintiendo a los otros?
La baja estima es un invento de nuestras culturas, donde el otro vale si lo podemos utilizar para conseguir los propios intereses, la persona del otro en sí es totalmente secundaria. No podemos querernos de verdad, esa es la causa de nuestra baja estima. Y para sobrevivir creamos el principio moral de que somos capaces de auto-construir nuestra autoestima, convenciéndonos con mucho esfuerzo de voluntad de que valemos, de que es posible auto-querernos en soledad, y que para lograrlo no necesitamos a nadie. Pero no podemos mentirle a nuestro inconsciente, si nadie nos quiere, nuestra estima estará por el suelo, y viviremos esclavos de esas carencias, con la necesidad de construirnos un soberbio superego que nos sostenga la vida, para sobrevivir emocionalmente. Este ego insoportable, es como el maniquí que sostiene la ropa en una tienda de moda, un artificio para mantenernos vivos en un mundo de apariencias y buenos modales.
Hasta nos venden la autoestima en cursos, en eslogan publicitarios que nos repiten “sé tú mismo” o el éxito de tu vida está en autoconvencerte diciendo: “yo valgo, yo puedo”, y serás plenamente feliz, todo depende de ti. Tienes que autogenerar tu felicidad con gran esfuerzo, sin molestar al otro, respetando. Así el individuo en su soledad es el incapaz, es el único responsable de su infelicidad, de su falta de autoestima, manteniendo al sistema “perfecto”, al margen de cuestionamientos. Tienes que reaccionar y esforzarte mucho, el sistema te alienta y te da el espacio para el éxito, si no lo consigues es tu culpa.
El termino “Careta” del lunfardo argentino, indica una personalidad construida por las presiones de los principios y normas para ser aceptado en lo estipulado o en una élite social. Probablemente el término “careta” surge del concepto de la máscara de Jung, que es una manifestación de las presiones del mundo exterior, y el individuo suele encasillarse en esta, provocando la rigidez de la máscara, hasta que la persona deja de ser tal para convertirse en personajes, y no puede desprenderse, lo utiliza todo el tiempo y se aleja cada vez más del sendero de lo auténtico, perdiendo su salud mental sin detectarlo.
Para que la estima y la libertad no sean un autoengaño, debemos estar atentos en no caer en repetir la educación de siempre, tenemos que dejar de centrarnos en los principios o normas morales como respetar y pasar a concentrarnos en amar, en relacionarnos abundantemente para sentir al otro. Porque el sano respeto es una consecuencia de personas que se quieren profundamente como en Ubuntu, como nos cuenta Liedloff, Orlando Vilasboa y Sédar Senghor en los anteriores artículos que publiqué.
Diego Piccinini Gracias!! Precioso regalo para esta Navidad!! Muy buen artículo. Del amor nace el respeto. De los principios o normas, la obediencia a comportarse como se debe; es decir la represión de los impulsos de odio hacia otros, o la manifestación de la total indiferencia, o utilizar a otros, aprovecharme de otros legalmente. Tolerancia pero no amor. Más un aguantarse unos a otros.
Valentina Núñez EscurraAdministrador del grupo Diego Piccinini Si tal cual, educación en tolerar al otro, soportarlo, lo que se llama educación en valores. En lugar de centrar la educación en el afecto y cuidado mutuo, porque nuestra felicidad depende de amar y ser amados por las personas. En esta sociedad nos estamos tolerando, no nos queremos, nos soportamos.
Valentina Núñez EscurraAdministrador del grupo Los que viven el Ubuntu: “Yo soy porque nosotros somos”, tienen gracias a esto otra capacidad cognitiva. Ven, siente y razonan todo lo que viven, desde la profunda seguridad afectiva. “- Cómo se puede ser feliz si para que yo gane el otro tiene que perder. El sufrimiento del otro es mi felicidad.” este es el progreso de los inteligentes, competitivos y civilizados, tanto estudio para vivir en tensión, manteniendo la prudente distancia porque somos potenciales enemigos.
Valentina Núñez EscurraAdministrador del grupo Ellos tienen fundamentalmente un razonamiento afectivo, razonan a través del amor que sienten unos por otros. Razonan a través de la felicidad mutua y toman decisiones guiados por esto. En cambio nosotros razonamos, con indiferencia hacia los otros, centrados en nosotros ni tenemos en cuenta al otro, el otro no forma parte de nosotros, solo lo utilizamos cuando lo necesitamos para conseguir nuestros intereses, y además tenemos que competir contra los otros.
Diego Piccinini Ellos cuidan la felicidad mutua para vivir, y nosotros competimos para vivir. Distintas economías, una se basa en la felicidad para todos, y la otra se sustenta en el sufrimiento de los que se quedan sin nada. Por eso en los países como los angloparlantes los niños se insultan con un signo que hacen con las manos, que significa perdedor.
Sayaca Mata Muchas gracias, con este texto logré aterrizar el concepto de crianza positiva, vivir en el amor <3
Eduard Pardo Martí Sin desperdicio el post..Muchísimas Valentina Núñez Escurra, gracias..
Valentina Núñez EscurraAdministrador del grupo Si tal cual Diego Piccinini solo le agrego una palabra. “Ellos cuidan la felicidad mutua para vivir, y nosotros competimos para vivir.
Son distintas economías, una se basa en la felicidad para todos, y la otra se sustenta en el sufrimiento de los que se quedan sin nada. Por eso en los países como los angloparlantes los niños se insultan y se acosan con un signo que hacen con las manos, que significa perdedor.”
Valentina Núñez EscurraAdministrador del grupo Esto es lo que esta causando nuestra cultura competitiva a nivel mundial, el suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años (Organización Mundial de la Salud, OMS, 2013). Los datos disponibles en niños, adolescentes y jóvenes resultan especialmente preocupantes: las tasas de suicidio crecieron del 1.9 al 2.6 por cada 100.000 y del 0.5 al 1.5 por cada 100.000, para las franjas de edad de 10 a 14 en niños, y de 5 a 14 años en niñas, respectivamente.
Eduard Pardo Martí El gen psicópata acecha, por que es de otra naturaleza, no humana y se va instalando, creando su orden, invadiendo nuestros intestinos, nuestra mente, desconectandonos de “”el todo” del que formamos parte. Disgregad@s de nuestra esencia, la “paleontologia del alma” tendrá que aunar las conciencias en un ente que disiente, que toma forma de nube de universo y cierra minuciosamente sus ojos, para despertar.
Enhorabuena por tu artículo. Me ha gustado muchísimo. Me resulta muy interesante tus reflexiónes sobre que el otro es mi yo pq forma parte de mi yo…. yo soy pq nosotros somos… una persona es una persona a causa de los demás… Y autómáticamente me ha venido a la cabeza un poema de fritz perls titulado “Yo soy yo. Tu eres tu” y he entrado en contradicción. Espero con curiosidad tu comentario al respecto. Muchas gracias por tu labor. Un saludo
Esther es cierto lo que me dices ¿Por qué sentimos esa contradicción? En estos dos artículos continúo explicando http://www.ecochildhood.co/blog/herimos-a-los-ni%C3%B1os-en-su-capacidad-innata-de-sentir-intensamente-al-otro-y-as%C3%AD-constru%C3%ADmos-este-mundo-deshumanizado/
http://www.ecochildhood.co/blog/el-nosotros-que-nos-constituye-nos-duele-y-por-eso-nos-defendemos-de-%C3%A9l/
Gracias Valentina por tus articulos.Preciosa cancion.